El público en México despidió a Eduardo Manzano con admiración renovada. La noticia de su fallecimiento movilizó recuerdos, homenajes y expresiones de cariño hacia uno de los rostros más emblemáticos de la comedia nacional. Su trayectoria marcó generaciones y enlazó épocas distintas del entretenimiento mexicano.
A lo largo de décadas, Eduardo Manzano formó parte esencial de programas que moldearon el humor televisivo. Además, su presencia constante en escenarios, series y filmes consolidó su figura como referente cultural para millones de personas.
Eduardo Manzano y la fuerza de un humor que trascendió épocas
Eduardo Manzano ganó reconocimiento como uno de “Los Polivoces”, un proyecto que definió la identidad humorística de los años sesenta y setenta. Su talento para la imitación y la construcción de personajes lo llevó a expandir su carrera en televisión, cine y teatro.
También participó en formatos contemporáneos como “Una familia de 10”, donde nuevas audiencias lo adoptaron como figura familiar y entrañable. Cada presentación confirmó su disciplina y su capacidad para sostener la atención del público con humor sencillo, cálido y técnicamente impecable.
Trayectoria amplia y aportes que marcaron generaciones
Nacido en la colonia Guerrero en 1938, Eduardo Manzano inició como imitador en la radio y encontró inspiración en figuras como José Ángel Espinoza Ferrusquilla. Con el tiempo perfeccionó un estilo propio que lo llevó a programas como “La Hora del Imitador”, punto clave para su posterior unión con Enrique Cuenca en “Los Polivoces”.
Además, actuó en producciones como “Tres mil kilómetros de amor”, “Agarrando parejo”, “Hazme reír y serás millonario”, “La Rosa de Guadalupe” y “Como dice el dicho”. Sus interpretaciones nutrieron la memoria colectiva y mantuvieron viva una forma de humor que equilibró ingenio y calidez humana.
Un dato relevante confirma su vigencia artística: su trabajo como imitador continuó activo durante décadas, manteniendo su estilo frente a generaciones cada vez más jóvenes.