El debate económico en México vuelve a intensificarse tras la aprobación de nuevos aranceles que reconfiguran la relación del país con China y otros mercados sin tratado comercial. La decisión llega en un contexto global en el que Estados Unidos presiona para limitar la influencia económica china en el hemisferio.
El Congreso mexicano avaló aranceles de hasta 50 por ciento, una medida que impactará bienes como textiles, acero, plásticos, mobiliario y piezas automotrices. También se aplicarán a naciones como Corea del Sur, Tailandia e India, aunque China encabeza la lista por su volumen de exportación hacia México.
Aranceles y geopolítica en un escenario dividido
La votación en el Senado mostró un amplio respaldo: 76 votos a favor, cinco en contra y 35 abstenciones. La propuesta surgió meses después de que Donald Trump insistiera en frenar el flujo de productos chinos hacia su país y criticara que México funcionara como ruta alterna. Por otro lado, Alejandra Barrales expresó preocupación por el impacto en precios, especialmente en la industria automotriz.
China reaccionó con severidad y advirtió que los aranceles perjudicarán a su sector exportador y a socios regionales. Además, acusó que la medida responde a presiones externas y pidió a México “corregir prácticas de unilateralismo y proteccionismo”.
Impacto interno y tensiones regionales
La dependencia mexicana hacia Estados Unidos sigue marcando el rumbo: el comercio bilateral superó 840 mil millones de dólares el año pasado, siete veces más que el intercambio con China. En consecuencia, empresas mexicanas comenzaron a modificar sus cadenas de suministro para reducir componentes chinos.
Un dato relevante señala que la Casa Blanca revisa el tratado comercial con México y Canadá, un proceso que podría tensar aún más el entorno económico regional.