El Gran Premio de México volvió a convertir al Autódromo Hermanos Rodríguez en el corazón del automovilismo mundial. Miles de personas disfrutaron un fin de semana donde el rugido de los motores se mezcló con el ritmo de la cultura mexicana. Más de 150 mil aficionados se reunieron para celebrar diez años de esta competencia en la Ciudad de México.
El ambiente en el recinto mostró la energía única del público mexicano. Desde temprano, los fanáticos llenaron las gradas con banderas, música y colores. Mariachis, DJ’s y gastronomía tradicional acompañaron la jornada, creando una experiencia que trascendió el deporte. Los tacos, tortas, mezcal y tequila compartieron protagonismo con los bólidos de la Fórmula 1.
Gran Premio de México celebra 10 años de historia y pasión
El Gran Premio de México ha demostrado ser más que una carrera. Es una vitrina para la creatividad y el orgullo nacional, donde la velocidad se mezcla con identidad. Aunque Sergio “Checo” Pérez no participó en esta edición, su presencia simbólica se mantuvo viva en las gradas. Los asistentes portaron camisetas, gorras y banderas del piloto mexicano como gesto de apoyo y admiración.
El evento reunió a aficionados de todo el mundo. Colores de escuderías como Red Bull, McLaren y Ferrari se fusionaron con el verde, blanco y rojo nacional. La atmósfera reflejó una mezcla de competencia y celebración que reafirma a México como sede imprescindible del calendario automovilístico.
La décima edición del Gran Premio de México consolidó su papel como uno de los eventos más importantes de América Latina. Además del espectáculo deportivo, generó miles de empleos temporales y una derrama económica significativa en sectores de turismo, transporte y entretenimiento.