En un estado como Morelos, donde más de 825 mil personas viven en pobreza, 117 mil en pobreza extrema, y casi la mitad de la población carece de acceso a servicios de salud, la llegada de una residencia de 12 millones de pesos a Tepoztlán no pasó inadvertida.
La casa adquirida por Gerardo Fernández Noroña, senador de Morena, se ha convertido en símbolo de la incongruencia entre el discurso de austeridad que predica su partido y los lujos que algunos de sus representantes disfrutan en la práctica.
El inmueble, de 1,201 metros cuadrados de terreno y 260 de construcción, fue comprado en noviembre de 2024 y apenas inscrito en su declaración patrimonial. El senador asegura que lo hizo a través de un crédito hipotecario, aunque vecinos de Tepoztlán lo han señalado como una muestra de apropiación que no respeta la vocación comunitaria del municipio. El propio alcalde declaró que la casa no estaba registrada en el catastro municipal ni aportando predial, lo que encendió el descontento local.
La presión fiscal que no se cumple
El secretario de Gobierno, Juan Salgado Brito, fue claro al pedir públicamente que Noroña regularizara su situación y pagara impuestos, como se exige a cualquier ciudadano. Con el valor de la casa, el legislador debería haber cubierto alrededor de 240 mil pesos por concepto de Impuesto sobre Adquisición de Inmuebles, además de un predial anual estimado en 30 a 36 mil pesos. En un estado que enfrenta un rezago de más de 1,200 millones de pesos en recaudación local, estas cifras no son menores.
La paradoja es evidente; mientras Morelos padece una evasión sistemática en impuestos locales (solo en Cuernavaca, el 35 % 5 % de los predios no pagaron predial en 2023), un senador de la República prolonga una situación irregular que daña aún más la confianza ciudadana. El contraste es mayor cuando se recuerda que el municipio ha sido históricamente defensor de su territorio frente a proyectos externos, y ahora lidia con un representante nacional que evade responsabilidades básicas.
Viajes de primera clase y confrontaciones
No es la primera vez que Noroña enfrenta críticas por incongruencias. En marzo de este año, viajó a Estrasburgo, Francia, en clase ejecutiva, con un boleto que costó más de 102 mil pesos. El Senado cubrió solo 36 mil, equivalentes a una tarifa en clase turista, mientras que supuestamente el legislador pagó la diferencia de su bolsillo; sin embargo, hay recibos que demuestran lo contrario. Por lo anterior, el episodio provocó cuestionamientos sobre el mensaje que envía un político que se presenta como defensor de la austeridad.
Además, su estilo confrontativo alimenta la controversia. Tan solo hace semanas protagonizó una pelea con Alejandro Moreno, “Alito”, líder del PRI, confirmando su disposición al pleito en cualquier escenario. Pero en Morelos, ese estilo encuentra poco eco. La comunidad de Tepoztlán exige reglas claras, pago de impuestos y respeto a la vida local, no un espectáculo político.
La defensa de lo indefendible
Frente a los reclamos, la gobernadora de Morelos optó por proteger al legislador, calificando las críticas como “golpeteo político”. Esa postura contrastó con el llamado de Salgado Brito y exhibió un gobierno dividido entre la lealtad partidista y el deber de garantizar justicia fiscal. La presidenta, por su parte, insiste en que los funcionarios deben “predicar con el ejemplo”, pero las acciones de Noroña desdibujan el mensaje oficial.
La narrativa comunitaria de Tepoztlán es muy clara; nos recuerda que las montañas no aceptan privilegios. Quien llegue, debe cumplir. Y en tiempos en los que la recaudación estatal sigue siendo insuficiente y la pobreza golpea a miles, la exigencia ciudadana se resume en una demanda sencilla: que todos paguen lo que les corresponde, sin excepciones.
Después no cumplen con lo que corresponde y, con esos domicilios, buscan abrirse paso hacia cargos de elección popular sin haber residido realmente en el estado. Así ocurrió en 2021, Eduardo Murat Hinojosa, personaje terminó representando a Morelos como diputado federal y quien es también hermano del actual morenista y exgobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa.
Queda claro que, sin importar quién lo respalde, incluso la propia gobernadora, Fernández Noroña no es acogido en Tepoztlán. Su casa de 12 millones de pesos y los privilegios que ha exhibido, al igual que varios integrantes de su partido, dejan abierta una reflexión necesaria.
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