El Congreso de Morelos anunció su respaldo a la propuesta del gobierno federal para tipificar el acoso sexual como delito grave, una medida cuya discusión volvió a tomar fuerza tras el reciente caso de acoso que sufrió la presidenta Claudia Sheinbaum. Sin embargo, el gesto político contrasta con la realidad interna del propio partido: los mismos legisladores que hoy se declaran aliados de las mujeres cargan con denuncias por acoso que siguen sin resolverse.
Los diputados morenistas Isaac Pimentel Mejía y Rafael Reyes Reyes, quienes respaldaron públicamente la iniciativa, pertenecen a un Congreso donde las denuncias por hostigamiento laboral y acoso sexual se han acumulado sin consecuencias. En el discurso defienden la dignidad de las mujeres, pero en los hechos reproducen el silencio institucional que protege a los agresores.
La ironía es evidente: en Morelos, varios empleados del Congreso han acusado a funcionarios de Morena de ejercer violencia de género y abuso de poder, pero los casos se han frenado dentro de las comisiones internas. Mientras tanto, los legisladores aplauden la reforma que busca castigar lo mismo que ellos encubren.
La agresión a Sheinbaum y la sombra del machismo político
El incidente donde un hombre intentó besar y tocar a la presidenta Sheinbaum reavivó el debate sobre el machismo estructural en México. Su reacción, visible en video, fue tan genuina como dolorosa. Aun así, sectores opositores y figuras públicas minimizaron el hecho, acusando al gobierno de usarlo como distracción ante la violencia política que vive el país, marcada por el asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, Michoacán.
En este contexto, el supuesto respaldo de Morena a la causa femenina parece más una estrategia de control de daños que un compromiso real. El partido que se presenta como defensor de los derechos de las mujeres protege a personajes como Cuauhtémoc Blanco, señalado por violación, y a Félix Salgado Macedonio, senador con múltiples denuncias de abuso que nunca avanzaron gracias a su poder político y al cargo de su hija, gobernadora de Guerrero.
Machismo disfrazado de empatía política en morena
La incongruencia de Morena es evidente. Mientras utiliza el caso de Sheinbaum para mostrarse empático con las víctimas, mantiene en sus filas a hombres con historial de violencia. El partido perpetúa el pacto patriarcal que dice combatir. El acoso que sufrió la presidenta solo confirmó que en México, ni el poder político ni la visibilidad pública garantizan seguridad a una mujer.
Por eso resulta hipócrita que los legisladores de Morena en Morelos se presenten como aliados del feminismo mientras callan las agresiones dentro de su propio Congreso. Su respaldo a la iniciativa federal no es un acto de justicia, sino una maniobra para limpiar una imagen cada vez más manchada por el machismo que dicen combatir.