Selección Mexicana en su racha más difícil reciente
La Selección Mexicana atraviesa un momento complejo que refleja tanto el desgaste deportivo como el peso emocional que siente un país que exige resultados. En México, el futbol forma parte de la identidad social y, cuando el rendimiento cae, también se resiente el ánimo de una afición acostumbrada a esperar más del representativo nacional.
El tramo final del año deja un panorama que invita a cuestionar la ruta y a reflexionar sobre el papel de un equipo que se prepara para recibir la Copa del Mundo 2026 junto con Estados Unidos y Canadá. Además, cada partido reciente expuso una distancia creciente entre las expectativas y lo que sucede en la cancha.
La Selección Mexicana acumuló seis partidos sin victoria tras caer ante Paraguay por marcador de 2 a 1, resultado que profundizó las dudas alrededor del proceso liderado por Javier Aguirre. También se sumaron empates frente a Japón, Corea del Sur, Ecuador y Uruguay, así como derrotas contra Colombia y Paraguay, todos clasificados al próximo Mundial.
Por otro lado, el ambiente alrededor del equipo tampoco ayudó. La afición mostró molestia constante y volvió a escucharse el grito homofóbico en las gradas, aun cuando el encuentro se jugó en Estados Unidos. Del mismo modo, los reclamos hacia Aguirre se intensificaron después del duelo, reflejo de la frustración acumulada.
En consecuencia, la Selección Mexicana no solo extendió a siete los partidos sin ganarle a un combinado de Conmebol, sino que también superó rachas negativas que marcaron procesos anteriores de entrenadores como Juan Carlos Osorio, Ricardo Ferretti y Gerardo Martino.
El análisis del desempeño reciente recuerda otro periodo complicado: la racha de siete partidos sin triunfo del equipo dirigido por Miguel Herrera en 2015. Ese momento también estuvo marcado por empates, derrotas y una participación irregular en Copa América.
Asimismo, el presente ciclo exige respuestas rápidas. La cercanía del Mundial obliga a revisar decisiones, corregir fallas y reconstruir la confianza del público, que hoy mira con incertidumbre a un equipo incapaz de imponer condiciones incluso en duelos amistosos.
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El año concluye con un dato revelador: la Selección Mexicana suma su peor racha de resultados en diez años y llegará al siguiente semestre con la urgencia de reencontrar estabilidad competitiva antes de desempeñarse como anfitriona de la Copa del Mundo por tercera ocasión.
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